El Salvador, un país de mucho potencial, siempre ha ido a la vanguardia de los conocimientos, y es así como nuestra Escuela de Medicina, fundada el 15 de noviembre de 1847, formó sus primeros médicos y cirujanos, algunos de ellos partían al extranjero a un post-grado de cirugía general o medicina interna, ya que en su mayoría, los médicos ejercían para toda clase de patología. El cirujano tenía que estar preparado para cualquier lesión, mutilante o deformante y su reparación y reconstrucción.
La corriente más común de conocimientos que se absorbía en nuestro medio, era la europea, y principalmente la francesa, más allá la inglesa y la influencia norteamericana, y aun nuestras tradiciones indígenas, raza de mucho colorido en leyendas. Con esas bases, nuestros cirujanos que ejercían, trataban de hacer lo mejor, poniendo su habilidad, y es así como, es importante mencionar como precursor en procedimiento de cirugía plástica, al distinguido galeno, doctor José Cepeda Magaña, cirujano de prestigio, doctorado el 10 de octubre de 1931, de una habilidad privilegiada y su afición por la cirugía plástica, ya que hacia procedimiento de cirugía reconstructiva, como el colgajo indiano, injerto libre de piel, colgajo tubulares, queilopiastia en los niños con hendidura labial, labio leporino o niño comido de la luna, porque nació en eclipse de luna, "Janitze" (Janiche), según las creencias de nuestros antepasados. Plastias del paladar, rinoplastia y cirugía cardio-vascular. Diplomado por la Universidad de El Salvador, como profesor de la cátedra de Anatomía Topográfica. Diplomado de honor al mérito por el Colegio Médico y miembro de la Sociedad Salvadoreña de Cardiología.
Con un alto concepto humanitario, el Dr. José Cepeda Magaña, fue condecorado por el Papa Pablo VI, con la Orden San Gregorio Magno, el 15 de diciembre de 1977, por sus servicios de salvación a la humanidad, y en tan solemne acto pronunció las siguientes palabras: "Todo ser humano que viene a este mundo tiene que cumplir con una misión en la vida, misión multiforme del músculo y del cerebro que va desde la más humilde de las artesanías y trabajos hasta los más altos logros del intelecto y del espíritu y así el hombre sirviendo a sus semejantes en la tierra va construyendo el reino de Dios con sus manos. Manos humanas, maravilla deja creación, autoras de tosas las civilizaciones, que han hecho del simple mirador de estrellas al explorador del universo, manos que allá cultivan el grano para alimento del cuerpo y aquí bendicen la ostia para alimento del alma. Manos de artista, que al rendirle culto a la naturaleza y al espíritu, nos dan: La Venus De Milo, La Giaconda, La Capilla Sixtina, La Divina Comedia, El Quijote. Manos de Cirujano que, con una simple aguja y un tenue hilo, capturan la vida que se le escapa al herido, blancas manos de madres verdaderas colaboradoras de Dios en la oración.
A mí tocó poner mis manos en la Haga y el dolor, y si la haga curó y el dolor fue mitigado, no fue obra mía, sino de la misericordia; porque nosotros los médicos no somos más que colaboradores del Señor en el alivio de los males que aquejan a la humanidad".... Como un reconocimiento a su labor. El 5º Servicio de Cirugía Mujeres, del Hospital Rosales, fue nominado con su nombre en la década de 1980. Dicho servicio fue destruido por el terremoto, el 10 de octubre de 1986, habiendo desaparecido y reconstruido, el cual fue asignado después con el nombre de "Dr. Narciso Díaz Bazán", eminente Oncólogo, Miembro de la Liga Nacional contra el Cáncer, fundó el Instituto del Cáncer el 15 de enero de 1971.
Fue la preocupación de toda su vida, fundar un Hospital de Cirugía Reconstructiva, sueño que no logró realizar.
Sin embargo, con ese ideal de preparar cirujanos, en el año 1960 propuso al Dr. José Antonio Soto, como Médico Auxiliar del 6° Servicio de Cirugía Mujeres, a quien se le otorgó tal nombramiento.
Habiendo fallecido el Dr. Cepeda Magaña, a los 71 años de edad. El 24 de noviembre de 1981, dejando un hondo vacío; que pronto iba a hacer llenado por los que fluimos sus alumnos.
También es digno de recordar a otro pionero de sus mejores colaboradores. Dr. Roberto Jiménez, que en 1957, fiera agregado del Servicio 2° de Cirugía Hombres, siendo Jefe del Dr. Carlos González Bonilla, se dedicaba a corregir malformaciones congénitas, labios leporinos y otras deformidades del Servicio de Pediatría, ubicado en el Hospital Rosales.
En el año de 1962, por disposiciones ministeriales, fueron trasladados todos los Servicios de Pediatría al Hospital Bloom, donado por el filántropo Benjamín Bloom, contiguo al costado oriente de la Escuela de Medicina (Frente a Hospital Rosales). El Dr. Roberto Jiménez, pasó a ser Jefe del Departamento de Cirugía Infantil de dicho hospital, donde continuó haciendo procedimientos de cirugía Plástica. Siendo el cirujano general dedicado a cirugía infantil. Vale a pena mencionar, como otros procedimientos que hacia los injertos de piel en quemados, plastia en Z de la axila y algunos colgajos para reconstruir la boca en caso de noma, lo que en esa época era frecuente. El Dr. Salvador Morán Calderón gran cirujano hábil con experiencia en pequeñas incisiones para grandes cirugías, efectuaba queiloplastías y palatoplatias en niños con hendidura labial y paladar hendido; así como, craneotomia de urgencia en adultos. Dominaba con tecnología la anestesia local, regional. Fungió como Cirujano de Urgencias en el Hospital Rosales y siendo Jefe del 3er, Servicio de Cirugía Hombres y 3er. Servicio de Cirugía Mujeres, reconocido corno Respetable Maestro.
También el Dr. José Sequiera Aplicano con especialidad de Otorrinolaringología, hizo su tesis sobre palatoplastia, fijando los colgajos palatinos con una cinta metálica de acero inoxidable, además de hacer procedimientos de rinoplastia en deformidades nasales. El Dr. León Avila, Ortopeda, que enseñó el uso del Dermatomo de Brawn para injertos libres de piel, al que fue más tarde mi maestro Dr. Roberto Cuellar Loucel. A finales del 1961, el Dr. Roberto Cuéllar Loucel, graduado en la Universidad de El Salvador, regresaba de los Estados Unidos de América, de hacer un post-grado en la especialidad de cirugía plástica, siendo alumno de John Maquiz Converse, habiéndose dedicado a organizar y a fundar el servicio de cirugía plástica en el Hospital Rosales, ubicado en el 6° Servicio de cirugía mujeres y en lado hombres, 2° servicio de cirugía, habiendo logrado después organizar el servicio de cirugía plástica de Niños en el Hospital Benjamín Bloom.
Continúa la historia de la Cirugía Plástica de El Salvador, con el Doctor Roberto Cristoal Cuéllar Loucel, graduado do la Universidad de El Salvador, en el año 1964, residente en cirugía los años 1953-54-55. Del Hospital Rosales.
En 1956, fungió como secretario de la Facultad de Medicina de la Universidad de El Salvador, y como profesor de Anatomía descriptiva. Profesor titular de embriología y jurado examinador de Clínica Quirúrgica.
En 1958, fue nombrado Cirujano agregado en Hospital Benjamín Bloom, iniciándose en Cirugía Plástica para corregir labio y paladar hendido. En la 1er. jornada Medica Nacional, particip6 con el trabajo Iconografía de Cirugía Plástica y Reconstructiva, premiada con diploma en 1958.
De 1959 al 1961, hace sus estudios de post-grado en Cirugía Plástica y Reconstructiva, en New York, University Bellevue Medical Center Plastic Clinic, bajo la dirección del doctor John Maquis Converse.
El 6 de diciembre de 1961, presento su currículum para optar por examen de oposición como Jefe del Servicio de Cirugía Plástica del Hospital Rosales, y el 23 de enero de 1962, fue confirmado su nombramiento como Jefe de Cirugía Plástica, a partir del 1° de febrero de 1962, siendo el director del Hospital Rosales, el extinto doctor Salvador Batistas Mena. Este día fue fundado el Servicio de Cirugía Plástica en el Sexto Servicio Cirugía Mujeres, en donde se encuentra actualmente, y en el segundo Cirugía Hombres, este último trasladado al Servicio de Cancerología por haberse pasado dicho Servicio a sus nueves instalaciones. Años después, naso al Primero de Cirugía Hombres, en donde se encuentra actualmente. El Dr. Cuellar Loucel, fue el fundador del servicio de Cirugía Plástica, Hospital Rosales contribuyendo a que se reconociera como especialidad, dándole constitución y forma, pidiendo el equipo necesario para desarrollar mejor su labor.
Miembros de las siguientes Asociaciones: 1°. Sociedad de Cirugía Plástica Estética y Reconstructiva de El Salvador. 2°. Federación Iberoamericana de Cirugía Plástica y Reconstructiva 3°. Confederación Internacional de Cirugía Plástica y Reconstructiva "IPRS" 4°. Miembro de la Asociacion Salvadoreña de Astronomia Al retirarse el Doctor Cuellar Loucel del Hospital Rosales, fue sometida la plaza de Jefe de Servicio de Cirugía Plástica, a oposición entre los dos candidatos; el Doctor Antonio Cladellas Torne, Médico Español, que vino a radicarse a nuestro país, había sido incorporado a la Universidad de El Salvador y quien obtuvo el nombramiento de agregado al Servicio de Cirugía Plástica, desde l961, y el Doctor José Antonio Soto, quien en 1964, fue nombrado Médico Auxiliar y posteriormente Médico Agregado al Servicio de Cirugía Plástica habiendo sido ayudante del Doctor Cuellar Loucel, por un periodo continuo de nueve años.
Aprovechando aprender la mayor parte de procedimientos y técnicas, considerándose capaz en su aprendizaje. Por evaluación, el Comité Médico designó Jefe del Servicio de Cirugía Plástica, al Dr. José Antonio Soto Reyes, desde enero de 1970. Siendo Jefe del Departamento de Cirugía del Hospital Rosales, el eminente Cirujano Dr. Salvador Infante Díaz y Cirujano Cardiovascular, de grata recordación un gran maestro; quien dio todo el apoyo profesional al Doctor Soto. El Dr. Cladellas Torne, con estudios de Cirugía Plástica, supo captarse la amistad de los que lo conocían, y fue muy apreciado, habiéndosele nombrado Jefe del Servicio de Cirugía Plástica en el Hospital Benjamín Bloom en 1971, habiendo fallecido en el año de 1980. El Dr. Soto Reyes, trató durante el desempeño de sus funciones, mantener el estatus de la especialidad y conservar el respeto, reconocimiento y consolidación e hizo que la especialidad tomara auge y que los procedimiento fueran hechos exclusivamente por especialista, dándole énfasis al tratamiento de los quemados con diversos procedimientos, injertos -Libres, colgajos grasos cutáneos, tubulares y perfeccionó la queiloplastía en la hendidura labial (leporino), afinando los procedimientos de su maestro, doctor Cuéllar.
Prestó especial atención para las ulceras de decúbito o compresión en los parapléjicos, usando por primera vez la extirpación de la eminencia ósea y remplazándola por un colgajo muscular vascularizado. Fundó y diseñó la Unidad de Quemados ubicada al fondo del Servicio de Cirugía Plástica, en el año 1976, con el apoyo del Director del hospital Rosales, doctor Humberto Arriaza, quien puso todo su empeño y aporte económico, junto con el Patronato de dicho Hospital. La unidad de Quemados prestó mucho servicio durante varios años, hasta que en el año 1986, fue destruida totalmente por el terremoto, en ese entonces; el servicio de Cirugía Plástica Hombres, tuvo que trasladarse al l servicio de Cirugía Hombres, en donde se encuentra actualmente.
El Dr. Soto mantuvo la mística de la especialidad con el grupo de cirujanos jóvenes especialistas que ingresaron como agregados al servicio, y con la filosofía de todo cirujano plástico puede ofrecer algo por el fracaso y la tristeza del paciente, ante su imagen deformada. Fuera de los ámbitos del Hospital, se reconoce la especialidad, no solo Cirugía Reparadora- reconstructiva, sino de estética, atendiendo pacientes de países centroamericanos.